¿En qué dirección gira el mundo?, ¿cómo logramos entender las emociones?, ¿cómo entendemos un corazón que sufre por lo que le falta y no es feliz con lo que tiene?.
Buscamos en los abismos de un abrazo lo que no alcanzamos a ver, cerramos los ojos para sentir mientras tiembla una piel creada para ser acariciada.
Dejamos que la vida se agite como un huracán y, mientras, atamos nuestro cuerpo a las sábanas perdidas de la pasión, donde sufrir o sonreír depende de una mano de naipes. Un amanecer, donde los besos pueden saber a despedidas o donde la sonrisa del amante, se oculta de una luna que se retira a dormir tras arder en llamas.
Nada es importante o quizá, todo es fundamental en un mundo que gira con nuestros latidos, acompasando su ritmo al jadeo de unos labios que gritan «te quiero» en silencio.
Quizá nada es importante o quizá, una mirada, es todo. El mundo gira y, en ocasiones, querríamos bajarnos en marcha, pero entendemos que seguro merecerá la pena esperar unos minutos más.
¿En qué dirección gira el mundo?, o mejor formulemos la pregunta de otra manera, ¿en qué dirección giramos nosotros?. Merece la pena abrir los ojos y los sentidos al amanecer.
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